Me Enamoré de un Fénix
Capítulo 1
Miro fijo fuera la ventana de la aula a un grupo de estudiantes, todos de mi edad, jugando en sus móviles y riéndose en voz alta. Y en el centro, como siempre, está Fénix, el chico más popular de mi escuela. Pero no es que se parece así ahora. Ahora, la única cosa que veo es un chico confiado divirtiéndose con sus amigos como cualquiera. ¿Quién sabía que mi enamoramiento no correspondido en la secundaria sería no solamente genial, sino también completamente decepcionante.
No importa lo que hago, es inútil. Cada chica en la escuela quiere ser su novia, y sé que él no es muy receptivo de esos "fans," o sea. Puedo ver que odia a las chicas obsesivas que no le dan el espacio. Si yo pudiera afrontarlo, él no pensaría dos veces en rechazarme. Pero tampoco está bien ocultar mis sentimientos. Siento como si me estuviera traicionando. Hace dos años, aunque es como un milenio, siempre oculté mis sentimientos por mi enamoramiento previo, nunca dejándoles mostrarse. Pero no los acepté. No los reconocí. Traté de convencerme que no estaba enamorada de él, pero el único resultado fue confundirme y hacerlo más difícil estar cerca de él. Solo cuando él fue a otra escuela lo olvidé.
Por lo menos no me estoy mintiendo ahora. Sin embargo la pena de no permitirme mostrar mis sentimientos no me ayuda de ninguna manera. Creo que será mejor si le dijera a Fénix lo que siento. Pero la sociedad me contiene. Si lo contara, yo sería la persona más odiada de la escuela, y he oído que las chicas populares suelen hacer malas cosas a las personas que le confiesan.
Giro mis ojos hacia mi almuerzo pastoso. Pensarlo no me ayudará en nada. A veces no puedes evitar estas situaciones. Tengo que aguantarlo y tratar de estar contenta con mi vida pase lo que pase, ¿no?
Tomo un bocado de mi bocadillo de mantequilla de cacahuete y mermelada y decido buscar Alicia cuando termino con este. Estos días, solo una amiga puede arreglar el corazón roto. He probado muchísimos métodos: helado, estudios, pensar en otro chico, pero nada funciona. Nunca duran para siempre. Todos son soluciones temporarias. Pero amigos no son así. Se quedan contigo por el resto de tu vida, no importa qué, y siempre te creen. Con ellos, vale la pena. Ellos me hacen sonreír, olvidando los problemas.
Siempre quería un romance cursi y cliché en donde tendría un novio excelente que me apoyaría. Pero, estos días, creo que una amiga es bastante. Creo que todos esos momentos románticos - llorar en su hombro, abrazarlo, sonreírnos, etc. - todo eso puede ser recolocado por una amiga. Amigas pueden apretarse a sus cuerpos cuando se los necesita y ofrecerse un pañuelo descartable cuando se está triste. Amigos pueden hacer ese papel y no hay nada romántico para arruinar eso. Supongo que eso probablemente es parte de las razones que yo tenía por no perseguir a Fénix. Tengo todo lo que necesito aquí, en forma de la amistad.
Pero, otra vez, siento como si yo estuviera tratando de persuadirme que estoy bien, como si no sintiera así. Tal vez los sentimientos románticos siempre causen pena, sin importar si están abandonados o aceptados. Aún si olvido de ellos por un rato, todavía les estoy ignorando, y el corazón me duele seguir así. Quizás eso sea la razón de por qué yo quiero a mis amigas tanto - porque posiblemente quisiera olvidar de mi enamoramiento y de mis sentimientos, tal vez quisiera usar mis amigas para escaparme.
Termino de tomar el bocadillo y lamo los dedos para limpiarlos de la marmelada. Mmm..¡qué delicioso es! Me levanto del escritorio, el asiento moviéndose hacia atrás, cojo mi mochila, y corro hacia la aula de Alicia. Mis pies pisan ligeramente por los azulejos del pasillo y mi mochila me siente como una pluma sin el libro grande de texto de la historia.
Paso por todas las salas, buscando la aula número 109. Es que nuestra escuela es muy pequeña sin espacio para tener una cafetería completa (sí, es locura, ¿no?) porque de nuestro auditorio grande y las aulas. No sé quién lo diseñó, pero funciona para mí. Sólo algunas personas pueden sentarse en las mesas de cafetería. La mayoría de nosotros almorzamos en las aulas, y hay una conserje estricta que gira por la escuela y asegura que no dejamos ninguna pieza de basura en el piso o en los escritorios. El resto de los estudiantes comen afuera por los bancos, pero siempre he preferido comer adentro porque hace mucho calor en el verano y mucho frío en el invierno. Mucho del tiempo, las personas van allí solamente durante las meses más agradables en el otoño o la primavera, lo que me gusta más porque resulta que hay menos personas adentro. Me encanta esa calma quieta.
No almuerzo con mis amigos probablemente por la misma razón. Aunque me encanta tenerlos conmigo, es bueno tener unos minutos sola para pensar. Sin embargo, siempre los visito después de almorzar. No es que toma mucho tiempo comer ese bocadillo.
Los números de las aulas empiezan con el 101 y se mueven en zigzag cruzando el pasillo. Miro las aulas de la derecha, que tienen números impares: 113...111...109. Por alguna razón, las aulas empiezan con el número 101, posiblemente para parecer ser más genial o algo así. Reduzco el paso y abro la puerta de la derecha. Bajo el número 109 en la entrada hay el nombre de la profesora, Srta. Burnacle. Por supuesto, no está aquí. Muy pocos profesores se quedan para dar ayuda a los estudiantes durante el almuerzo. El resto van a la sala de maestros para almorzar. Oí que muchísimas personas se quejan de que los maestros tengan una sala para comer y nosotros no. Pero a mí no me importa.
Camino por los escritorios como si pudiera volar. No sé por qué, pero hoy siento como si mis músculos no pesaran nada. Puede que dormí bien anoche o algo.
<<¡Julia!>> chilló Alicia, sonriendo con entusiasmo. Le sonrío también. <<¿Sabes qué, sabes qué, sabes qué?>>
<<¿Qué?>> respondo.
<<Tengo las mejores noticias del universo>> canta. <<¿Sabes cuál hombre me preguntó si pudiera unirse a tu club de arte?>>
Reflexiono sobre las personas que conozco a ver si alguien posiblemente tendría interés en mi club. No sé muchos chicos, pero uno de mis compañeros siempre lleva un montón de subrayadores y plumas y a veces garabatea en su cuaderno, entonces ¿posiblemente sea él? <<Gerald>> le pregunto.
Me mira como si yo no supiera ni una sola cosita en este mundo. <<¡Obvio que no, tonta! Es Fénix.>>
<<Ay, pero pensé que era Gerald>> digo, riendo alegremente, y gradualmente reconozco el nombre. Mi mandíbula cae al suelo. <<¡Ay Caramba! ¿Fénix?>> Sus ojos llenos de atolondramiento y travesura, Alicia inclina la cabeza. <<¡Dios mio! ¡Guau! ¡Es decir, no lo puedo creer!>> digo, hiperventilando. <<¿Fénix se va a unir a mi club?>> Inclina la cabeza en afirmación. <<¿Y hacer arte...conmigo?>> La inclina otra vez. <<¿Fuera de las horas de clase?>> Y otra vez. <<¿Cómo?>>
Se inclina hacia mí y susurra, <<Me dijo que su motivo era secreto. Todo lo que me contó es que se interesa muchísimo unirse al club. Eso significa que...>> Su voz calla aún más, y me esfuerzo por escucharla. <<A él le interesas tú.>> Se bambolea los ceños sugerentemente.
Siento como si mis ojos se saltarán, están totalmente abiertos. Toco las mejillas con mis manos. ¡Son tan calientes como el sol! Me doy cuenta del envolvente cuando murmullos empiezan de sonarse. ¡Ay, no! Todo el mundo acaba de oír esa conversación entera (excepto la parte de susurros). Y mi animación de que Fénix se unirá al club es prácticamente tan mala como soltar abruptamente, <<¡Le amo a Fénix!>> Puedo imaginarlo: los afiches que estarán en la pizarra de anuncios de la escuela mañana y los chismes que hablarán sobre este escándalo. Y las chicas populares me van a encontrar en segundos.
Alicia me miró sabiamente, y me llevó hasta el baño de niñas. Mi mochila desliza de mi hombro hasta los azulejos blancos del piso. Ojeo el espejo y veo una cara mojada con rímel en todas partes. Ni siquiera puedo evitar llorar ahora que mi vida social se terminó y no puedo escapar de las chicas populares. <<¿Qué debo hacer?>> pregunto a Alicia, estremeciéndome.
Me gira alrededor para mirar mi cara y pone mi pelo detrás de mi oreja. <<Julia,>> me dice seriamente. <<No hay que llorar. Esto no está bien. No es justo que tienes que sufrir por algo que no puedes controlar.>> Aparto la mirada, vergonzosa y angustiada. <<No es tu culpa que te gusta él, y no voy a permitir que te castiguen.>> Mira a la distancia con un aspecto noble. <<Voy a hablar con Gracia sobre esto, entonces no te preocupes, ¿vale?>> Me mira, sus ceños fruncidos y sus ojos también llorosos.
Gracia es la animadora principal y la hermana mayor de Alicia. Alicia le admira y siempre le pide ayuda cuando está en peligro. Si hay alguien que puede controlar las chicas populares del segundo año, es Gracia. Con el hecho de que Alicia va a hablar con ella y tratará de resolver este problema, me calma un poquito.
La abrazo, susurrando, <<Gracias, amiga.>>
Sale del abrazo para mirarme. <<Bueno, voy a irme. ¿Estarás bien sin mí? Puedes venir conmigo si quieres.>>
Sus ojos simpáticos pero intensos me dan la determinación de quedarme aquí. Si ella está dispuesto a luchar por mí, no hay que correr. Puedo ser valiente si ella puede. <<Está bien. Estaré bien. Véte.>>
Vacila, pero finalmente se va. Miro otra vez en el espejo. Me limpio de todo el maquillaje y me lava los ojos hinchados. No me pongo más maquillaje. No quiero molestar mis ojos, y no me ve mal sin el maquillaje. Además, no me importa como me parece ahora. Me voy afuera para tomar un poquito de aire fresco, y no tengo la intención de encontrar a nadie en el camino.
Tomo la ruta menos ocupada al campo herboso afuera y oculto mi cara infame detrás de mi pelo, mi cabeza inclinada al suelo. Paso por algunas aulas y los laboratorios de las computadoras desocupados. Silenciosamente abro las puertas pesadas y salgo volando al patio. Y mi corazón encoge. Porque allí se está sentado una persona en el campo herboso mirándome, una sonrisa de superioridad en su cara.
Y se llama Fénix.
Capítulo 2
<<Vaya, si es la lideresa del club de arte,>> dice Fénix, mirándome fijamente. <<Asumí que te aparecieras aquí.>> Le miro, frustrada y aturdida. ¿Cómo sabía él que yo estuviera aquí? Ay, dios mío, ¿ya sabe sobre mi secreto? Mis mejillas se enrojecen al pensamiento. <<Tu amiga Lola me lo contó todo. Me dijo que siempre vienes aquí cuando estés estresada.>>
¿Qué? ¿Por qué hizo Lola eso? Aún...siempre ha sido una romántica sin remedio. En realidad, eso es lo que me gustaba sobre ella en primer lugar. Ahora probablemente cree que yo encontrándome con él arreglaría todos mis problemas. Suspiro. Esa chica loca siempre ha faltado el juicio. Sueña demasiado, deseando que cosas pasaran demasiado y pierde de vista la realidad. Y bueno. Tendré que sermonearla más tarde.
<<¿...hola?>> Una mano agita enfrente de mis ojos, que se enfocan en el suelo. Miro arriba, sorprendida, a ver Fénix unas pocas pulgadas lejos de mí. Retrocedo saltando por la conmoción de su cercanía. Recupero la compostura, cruzo los brazos, y contesto flemático, <<¿Qué quieres?>>
Se mueve pivotando por sus talones, sus manos por detrás de su espalda, diciendo <<Ah, no mucho. Solamente quería ver como mi fan número 1 estaba.>> Pausa, y una sonrisa lenta se extiende por su cara.
Achico los ojos, concentrando todo el odio para él que tengo en esa mirada fija.
<<¿Qué?>> me pregunta inocentemente.
<<¿Te gusta torturar la gente? Si es así, me voy,>> murmuro, lágrimas formándose en mis ojos. No sé por qué, pero en cada momento que tengo mucho estrés, me pone emotiva y empiezo a llorar. Es muy frustrante porque por alguna vez traté de hacer frente a él. Es uno de los bravucones más grandes en la escuela porque siempre tortura las chicas cuando se da cuenta de que no le gustan. No es bastante para él decir que no siente nada para ellas. Siempre juega con sus sentimientos y les hace sentir despreciables. Me da asco.
Abre su boca para responderme, pero lo interrumpo, las lágrimas cayendo sobre mi cara como ríos imparables de dolor, <<Mira. Me hiciste llorar. ¿Ahora estás contento?>>
Corro por la entrada y entro la escuela otra vez. Seguro que me parece un desorden, pero ya no me importa. No quiero faltar a la clase. Hago un sprint hacia la aula, número 115.
Ay, ¡genial! Aquí vienen las chicas populares. <<Está bien>> les grito, mi voz sonando rara por el llanto. <<Ya he aprendido la lección.>>
Sorbo y les observo acercarse, helada y lista para colapsar en cualquier momento. Donde anticipé malignidad y odio en sus ojos, todo lo que veo es compasión. <<Ay, está bien, encanto, no te lastimaremos.>>
<<¿De verdad?>> les pregunto, la esperanza sonando en mi voz congestionada. ¿Puede que estas chicas hayan sido simpáticas todo este tiempo y yo no lo sabía? Seguro que todo lo que oí sobre ellas era chismes, ¿no?
Sus caras simpáticas de repente se cambian hasta ceños fruncidos de desaprobación y animosidad. <<¿De veras creíste que las chicas más populares del segundo año en la escuela consintieran tal acción de traición?>> chilla una.
<<En serio, ¿quiénes crees que somos, algunas patéticas chicas amables?>> grazna otra.
Me dan alcance. Tiemblo viendo sus despiadadas caras torcidas con crueldad.
<<¿No pudiéramos dejar ésta ir, Ruth? Parece que ha tenido un día muy largo y difícil,>> dice una, una morena con ojos ámbares.
Mis ojos se ensanchan con esperanza. Entonces sí hay luz dentro de la oscuridad. <<No intentes minarnos, Clarissa. Si no quieres hacer esto, no te necesitamos en nuestro grupo.>>
Me encojo de sus palabras crueles. <<Bueno,>> responde Clarissa. <<Ya estoy harta de ustedes bravuconas celosas.>> Se va despreocupadamente como si fuera la cosa más normal en el mundo.
Frunzo los ceños. Este día sigue siendo más y más raro. <<¡No te aturdas!>> Ruth me grita.
Me doblo del dolor porque de sus palabras ruidosas y pronuncio silenciosamente <<P-perdón.>>
<<¿Qué dijiste?>> pregunta otra chica.
<<¡Perdón!>> grito, mis nervios siendo un lío y mis huesos temblando.
Oigo un silbido repentino, y un brazo me envuelve la cintura. Una voz baja gruñe, <<¿Qué están haciendo ustedes a mi novia?>>
¿Novia? ¿Qué? No creo que he dicho o señalado a alguien que me gusta y no conozco a nadie que le gusto de esa manera. Mis ojos saltan a ver este pretendido <<novio>> cuando oigo la timbre que señala el fin de la última hora de clase. Vagamente oigo las pisadas de las chicas populares que se alejan, unas de ellas murmurando sobre un examen de la sexta hora y algunas diciendo amenazas vengativas o sea, pero mi mente está en otra cosa más importante.
Doy la vuelta, ojos abiertos y mandíbula bajada. ¿Q-qué? Parpadeo para ver si mis ojos funcionen o no. Golpeo el brazo para asegurar que no estoy soñando. No puede ser. Debo ser alucinando.
<<¿Por qué?>> posiblemente preguntarías. Porque el atormentador de chicas, el chico que me debe odiar el más en el mundo, el chico que se unió a mi club de arte por ningún motivo bueno, el chico que se burló de mí por llegar al lugar en donde fui para calmarme, y el chico que me robó el corazón
está
justo
AQUÍ.